viernes, 22 de octubre de 2010

PUENTE DE BROOKLYN, NUEVA YORK

Puente de Brooklyn

Un arco ató mi existir
entre la isla y la tierra,
dividida por el río,
aun huelo el agua…
y la madera de un barco infinito.

Volé Manhattan en sueños,
cómo gorrión perdido,
atraqué sembrando en Central Park
mis pies y en el estanque,
silbé en el metro
y bailé la parodia callejera.

¿Por qué extraña migración
mi temprana lengua
hubo de hallarse extraña,
si aún es la ignorancia
el palacio que me habita?

San Patricio…
elevó alta la mirada
y allí arriba y hacía abajo,
me ví montada sobre la cresta
del Empire State Building.

Invierno en Nueva York...
enredadas las mordidas uñas
a los guantes,
rascando la escarcha de la ventana…

Fría cárcel sobre río…
que helaba la sonrisa…
atrapada en el lugar de nadie,
en la ciudad de nadie y de todos…
¿Quien es dueño acaso del camino,
del río o del puente?

Llegué allí en solitario,
a la cumbre de mi techo
y en un rincón secreto…
por el cual anduve,
jamás llegue de niña
a soñar su nombre.

Colgué allí mi huerto vacío,
suspendidas piernas
sobre el precipicio de un cuatro piso,
me bauticé en agua fresca,
con la lluvia un baño de rocío,
desnuda ante el cielo abierto,
viendo el puente desde lejos.

Precipité la pluma a la hoja blanca,
a la tela nívea con mis dedos…
pescando los ríos dulces...
las gaviotas de papel
con redondeadas líneas infinitas.

Crucé los campos,
los paseos y los espacios,
dimensión de veinte ceros,
mas veinte veces veinte…
y entro en mi vientre el dolor...
el sufrir de la palabra…
del discurso y del gesto contenido.

Con el verso en silencio, solo el arco,
extendió de nuevo su largo brazo,
y cruce la memoria del puente,
aquel puente que marco el destino…
el tuyo madre…
y el mío…

Ivonne Sánchez Barea

1 comentario:

  1. No conozco Nueva York y sin embargo me ha parecido vivirlo de la mano de tus sentimientos. Una ciudad que sin duda guarda momentos inolvidables de tu vida y que se reflejan en esa sensibilidad a flor de piel de un destino quizá lejano en el tiempo pero muy cercano en tu recuerdo.
    Me gustaría alcanzar algún días la calidad que tienen tus poemas pero para ello hay que nacer poeta y artista.
    Un beso.

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